La primera vez fui por la estancia del Sr. Udrizar, como llegué hasta allí es interesante, me encontraba merodeando por los alrededores de una propiedad en la que se podía observar que ponían mucho ahínco para que forasteros no ingresen en la misma, contaba con carteles que tenía leyendas tales como “No Pasar”, “Cercado Electrificado”, “No entrar sin permiso”, me dio un poco de miedo intentar entrar con esos obstáculos, luego me percaté que una camioneta color bronce se estaba aproximando, paró y el conductor, un señor de unos cincuenta y tantos de tez blanca me preguntó que si le necesitaba y que estaba haciendo cerca de su propiedad, le dije que estaba interesado en subir al Cerro, este me comunicó que por su propiedad no podía pasar y lo ideal sería hablar con el Sr. Udrizar, su casa se encontraba como a unos 200 metros de la suya, le agradecí y fui hasta ahí, esta tenía carteles con leyendas similares a la de la otra propiedad y uno que decía "Prohibida la entraba a cazadores", yo no tenía aspecto de cazador, solo tenía conmigo mi celular, unas llaves y un poco de dinero, mi vestimenta estaba compuesta por una bermuda y una remera, empecé a mirar hacía la casa, la misma se encontraba a 400 metros del portón, procedí a abrir el portón y a ingresar, al llegar a la casa veo a una señora y a un perro que empezaba a ladrar, le pregunté por el Sr. y me dijo que no se encontraba, le pedí permiso para cruzar por su propiedad para ingresar al cerro, me contestó que no había ningún problema, además le pregunté el nombre del cerro, ella me dijo que se llama Santo Tomás, le di las gracias y salté tres cercados para adentrarme en la espesura del monte, al principio era bastante denso y me preocupaba un poco, no logré encontrar un sendero amplio ni marcado, había varias ramas, matorrales, espinas, telarañas, luego encontré un sendero respetable, empecé a avanzar más rápido, podía apreciar la paz que se sentía en ese lugar en el que se notaba que no muy a menudo el hombre entraba por ahí, y si entraba no dejaba rastro alguno como algún recipiente de plástico o vidrio, menciono esto porque en este país lastimosamente pasa eso.
Disfruté bastante del verde que hay dentro del cerro, de las rocas, algunas de gran porte, con musgo sobre las mismas, de vez en cuando se podía ver algún animalito peludo escondiéndose en el agujero de un árbol, de repente estaba muy empinado, me encontraba bastante transpirado y me iba cansando, respiraba con dificultad, llegué a lo que creí en un momento era el punto más alto del cerro, me tomó casi una hora, ahí arriba había mucha vegetación y me tuve que parar sobre una roca para poder apreciar la vista, me quité la remera y tomé un poco de sol, había varios insectos y los escuchaba en todas partes a mi alrededor, luego de veinte minutos aproximadamente comencé el descenso, esto fue mucho más rápido y fui abriéndome camino violentamente entre las ramas, arbustos, etc., pensé estar en el camino correcto, pero no estaba saliendo a ningún lado, podía escuchar los vehículos transitando por la ruta, sabía que estaba cerca, pero no encontraba la salida y me estaba perdiendo, luego de malgastar varios minutos encontré un claro y salí, no por el mismo lugar por el que ingresé, salí bastante lejos de la casa y tenía rasguños, paspaduras, golpes, pero estaba satisfecho y contento. Al ir caminado hacia la ruta para tomar el colectivo que me traiga de vuelta a Asunción conversé con un lugareño, el mismo me comentó que el nombre del Cerro no es Santo Tomás sino Cerro Hu, esto no me queda claro hasta ahora, en internet coloco los dos nombres y las fotos son del mismo cerro.